Durante muchos años y hasta que maduró su sistema inmunológico, desde el nacimiento de mi segundo hijo que llegó a este mundo con un montón de mucosidad (me pasé casi todo el embarazo igual), estuvimos conviviendo con las CEBOLLAS. Compraba las mejores del mercado para asegurarme que no se iban a descomponen en las siguientes horas o jornada porque me aseguraba la calidad del remedio casero y evitaba el olor desagradable que desprende una cebolla mal almacenada. Jamás las compraba en mallas y en los supermercados para asegurarme la calidad. Al día siguiente, esas mismas cebollas servían para los guisos. Por eso era importante la calidad de ellas.
Muchos años después, descubrí que incluso para los ronquidos también eran mágicas. Por la misma regla de tres, la cebolla cortada y en la mesilla, humedecía la garganta evitando así la sequedad de la misma que provoca los ronquidos.
Por tradición familiar también tomábamos infusiones: tomillo, menta, hinojo era lo habitual.
Y más
FRUTAS en zumo o en trozos : limón, pomelo, NARANJAS y kiwi. Piña y Sandía
VEGETALES: aunque también mejor en crudo:
una sopa es una buena alternativa: ajos, APIO, cebolla, espárragos y coliflor.
HIERBAS Y RAICES: anís, eucalipto, hinojo, jengibre, menta, regaliz, romero, tomillo,
También una buena propuesta es realizar un concentrado, porque cuando estamos enfermos también estamos desganados. Yo ya llegué tarde, pero para mi hermana y mis sobrinas bien puede valerles. Aquí les dejo un JARABE:
Elaboración de JARABE:
litro de agua. Hervir anís, tomillo, hinojo, canela, regalíz y cáscara de limón. Tiempo de cocción minutos, reposar y filtrar.
Endulzar con miel e incorporar zumo de limón.
Reservar en tarro de cristal hermético y en la nevera.
Tomar a cucharadas, preferiblemente antes que otro alimento.
Y ya me contareis que tal…